En plena naturaleza y con unas vistas nevadas de la sierra, se realiza un entrenamiento cuyo broche es la entrada en la cascada de agua helada: la Ducha de los Alemanes, llamada de este modo porque los primeros montañeros, entre ellos algunos alemanes, se duchaban en sus aguas a principios del siglo XX. Esta cascada es una antigua conocida de los compañeros de kárate y de las chicas de defensa personal puesto que cada año se realiza allí el último entrenamiento.
Hay que indicar que la entrada en la cascada es una actividad opcional. Pero supone un reto personal para quien se atreve a introducirse bajo sus aguas, debido a que ha de vencerse a uno mismo más que al salto de agua.
Tras el duro entrenamiento llega el momento de descanso y de compartir una comida en un restaurante para reponer fuerzas y conocer la gastronomía de la zona. Es una forma diferente de cerrar el año.
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